En el Día Internacional del Celíaco, Liliana Adragna, creadora del alfajor Chocoleit nos abrió las puertas de su fábrica en Lanús Este para conocer cómo es el proceso de armado de sus golosinas sin harinas y sin azúcar agregada, aptas para celíacos y diabéticos, y que a su vez aportan valor nutricional.
Actualmente, Chocoleit produce entre 5.000 y 10.000 alfajores por día, que comercializan 80 distribuidoras de distintos puntos del país.
Hoy el mercado cuenta con una amplia variedad de productos aptos para personas con celiaquia, pero no todas ellas están certificadas. Este es uno de los distintivos de Chocoleit, que no solo se diferencia por el intenso sabor de su cacao ecuatoriano y su chocolate cobertura sino que además, es uno de los pocos que cuentan con certificación la norma ISO/FSSC 22000, que garantiza la inocuidad y la calidad de los alimentos. Cabe destacar que, el único tratamiento para esta enfermedad autoinmune, que ataca a una de cada cien personas en Argentina, es la alimentación libre de gluten.
Este alfajor nació en 2013, en la casa de Liliana, quien descubrió la falta de productos con estas características en un mercado particular. "Los productos que se diferencian y que son innovadores tienen un largo proceso detrás. Ese proceso duró entre dos y tres años. También nos llevó cinco años lograr una patente de producción industrial de una masa con características diferentes a nivel mundial. Esto de tener una masa implicó trabajar en casa muchas horas con nutricionistas, con diabetólogos, con deportólogos, y además de esto, empezar a investigar científicamente cuáles eran las características que le iban a servir a este sector de la población que estaba demandando nuevos productos”, relata Liliana, quien comenzó a trabajar con el horno y la batidora de su casa, hasta que logró armar su propia fábrica. “Yo era docente universitaria y esta era nuestra primera empresa productora de la familia, desconocíamos el rubro y creo que esto nos permitió también ser más innovadores. Nos decidimos a armar la fábrica en la que era la casa de mis padres, y junto con ella, el primer laboratorio, y el primer espacio donde poder fabricar con un hornito pizzero”, agrega.
Inmediatamente Chocoleit tuvo buenas repercusiones y empezó a tener cada vez más demanda, fundamentalmente de gente que se movía en el ámbito de la salud y el deporte, ya que este alfajor además, tiene una gran fuente de proteína y genera saciedad. Así fue como de a poco, la marca obtuvo todas las acreditaciones necesarias y la planta comenzó a crecer. De 100 alfajores diarios, la fábrica pasó a producir entre 5.000 y 10.000, y a tener cobertura de su producto en toda la Argentina.
Por otra parte, Chocoleit es una empresa que crea trabajo local, actualmente trabajan nueve mujeres, todas ellas de Lanús y se ha vuelto un punto de referencia para el barrio. “Desde sus origines esta fue una casa abierta a los amigos, a todos los que incorporamos como parte de la familia, un espacio de encuentro que hoy se sigue manteniendo. Acá nos reuníamos a comer asados debajo de la parra de mis padres, que fueron quienes me formaron y me dieron la identidad que tengo hoy. Acá hacemos encuentros, capacitaciones, todo eso que hace a la cultura del trabajo, del aprendizaje y la apertura, que sin dudas forma parte de la impronta de nuestra fábrica”.
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